miércoles, 10 de septiembre de 2008

Fiebre de un sábado por la tarde


Una tarde EMOcionada

Por Mi.

Nuevos adolescentes son seducidos por las tribus urbanas.
Cientos de jóvenes cuyas edades van entre los 12 y 21 años concurren religiosamente cada sábado al parque Rodríguez Peña, en el barrio de Recoleta. Atuendos negros contrastados con detalles de colores más audaces se perfilan al atardecer.

Las tribus urbanas son un fenómeno que no tienen un origen moderno, más bien si, sus variantes. Góticos, hardcores, punks, darkies, metaleros se pueden nombrar como los más conocidos y antiguos. En la última década han aparecido nuevos grupos de individuos de características particulares que los permiten llamarse EMOS.

Las emociones en boga.
Para un emo, su apariencia física pretende dar a conocer el estado de su alma. A diferencia de los ¨punks y darkies¨ que piensan de manera similar, visten prendas en su mayoría oscuras que las contrastan con detalles de colores más brillantes. Tanto, hombres como mujeres se preocupan por la estética, se maquillan el rostro y utilizan accesorios. Su aparente fragilidad, miradas tristes y cierto aire oscuro muestran una mezcla de sujetos dóciles y amargos a la vez. Ellos, que manifiestan sentir vergüenza por vivir en el mundo actual, ocultan parte del rostro con flequillos largos como representación del no querer ver la realidad. ¨A veces se acercan a nosotros para pegarnos por nuestro aspecto afeminado¨ Nos comentó Sebastián Rodriguez de quince años cuando le preguntamos sobre que inconvenientes existían al ser parte de esta tribu y la apariencia que muestran.
¨ No nos gusta el mundo en que vivimos y sabemos que no podemos hacer algo para cambiarlo. Nos tapamos la mirada por que no queremos encontrar esa realidad que nos asquea ¨ dijo Romina Ondarza de 16 años del Barrio Once
Muchos de estos jóvenes, los más sensibles, suelen manifestar su dolor por medio de la autoflagelación: Tienden a utilizar cuchillas y atravesarse la piel generalmente en las muñecas dejando ver sus heridas como si fueran trofeos de guerra.Los padres de estos chicos esperan que sea solo un momento de transición entre la búsqueda de la identidad y personalidad, propias de la adolescencia. Si bien, no comparten con ellos esa melancolía innata, son testigos cautos y hasta a veces distantes de las vicisitudes de sus hijos. ¨Mis viejos no me dicen nada, mientras que cumpla con las cosas que tengo que hacer, no me molestan¨ mencionó Matias Russo, de 13 años.
Los hoy llamados adolescentes tristes, reunidos ya sea en el Abasto ó la plaza que está frente al Ministerio de Cultura y Educación evocan miradas taciturnas. Aislados en grupos que no comparten sus intereses, disfrutan de grupos musicales como My Chemical Romance, Panda, entre otros, bandas muy admiradas por estos jóvenes ya sea por el contenido emocional que tienen sus letras y lo hondo de sus melodías
Todas las tardes de los sábados, la fiesta en La Plaza se repleta con estos jóvenes que buscan afirmar un espacio y una identidad propia en una sociedad muchas veces cerrada para expresar sus convicciones.

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